CRÓNICA DE SUCESOS
EN LA LUCHA OBRERA EN RUSIA

ACTIVA AUTODEFENSA DE LA CLASE OBRERA

    La factoría Viborg de celulosa de la región de Leningrado después de privatizada fue comprada por una compañía británica registrada en Chipre bajo el nombre de «Nimonor Invest Limited» por un 2,5% del valor real de la factoría.
    Los representantes de «Nimonor» decidieron en su momento reducir el colectivo laboral a un tercio. La factoría debería transformarse en un medio para el abastecimiento del mercado occidental de la barata celulosa rusa, y de paso liquidar un potencial contrincante en el mercado internacional. La situación explotó debido a la desvergonzada actitud del comité ejecutivo electo por los nuevos dueños.
    La huelga comenzó abarcando todos los secciones de la factoría. Los obreros actuaron de forma decisiva y consecuente. Los sucesivos intentos por parte de los empresarios de «Nimonor» de poner la situación bajo su control no fueron exitosos. Los obreros reeligieron el comité sindical y lo formalizaron jurídicamente. Después de esto el colectivo obrero restableció el proceso productivo. La factoría fue declarada por el colectivo obrero una factoría popular. El colectivo laboral eligió un nuevo cuerpo directivo que reemplazo a aquel impuesto por los nuevos dueños de «Nimonor». La factoría empezó a trabajar de nuevo.
    Pero «Nimonor» no cejó en sus intentos de restablecer su control sobre la factoría y consiguió un fallo judicial que avalaba la más que obscura operación de compra y establecía el carácter ilegal de la actitud militante del colectivo obrero. Entonces los obreros indignados rodearon la factoría y tomaron accesos. La policía judicial y otros representantes del aparato represivo del estado burgués al final fueron obligados a retractarse.
    Más aún, debido a las numerosas irregularidades cometidas en el proceso de adquisición de la fábrica por parte de «Nimonor» el colectivo obrero formalizó una denuncia y el correspondiente se inició el correspondiente proceso judicial. Resultó que le resignación de la tal compañía «Nimonor» en Chipre fue ilegal.  Bajo estas circunstancias los representantes de «Nimonor» decidieron desaparecer de la escena dejando paso a otra, aún mas dudosa, compañía bajo el nombre de «Altsem», perteneciente a burgueses domésticos, los llamados «nuevos» rusos.
    Siendo conscientes de que sus derechos de propiedad sobre la factoría de celulosas son incluso mas dudosos que los de sus predecesores de «Nimonor», los nuevos «dueños» decidieron actuar con agresividad. Prendiendo consigo míticos documentos que sentenciaban el cambio de dueño (ahora por un valor menor a 2% del valor real de la factoría), los autoproclamados caciques se decidieron a la toma de la factoría de forma inesperada.
    El viernes 9 de Julio llegó una procesión de automóviles al edificio de la administración de la factoría. Cerca de cien fornidos matones de negro y en camuflaje pertrechados de porras y armas de fuego irrumpieron en la factoría. Estaban acompañados por el procurador de la cuidad de Viborg, funcionarios judiciales, algunos policías. Algunos de los asaltantes bloquearon todos los accesos a la factoría e intentaron irrumpir en los talleres. Los obreros les plantaron cara de forma que los asaltantes fueron se vieron obligados a retractarse. Otro grupo de asaltantes se dirigieron los edificios administrativos, tomando el despacho del director, desconectando las líneas telefónicas. Los asaltantes se presentaron como miembros del Servicio Federal de Seguridad [antigua KGB - nota del traductor]. En el despacho del director aparecieron los nuevos dueños de la fábrica: «¡La fábrica es ahora nuestra! Paren la producción y desaparezcan de aquí». Todo esto ocurrió en ausencia de los representantes del juzgado, del procurador de Viborg, los cuales habían proclamado legal del cambio de dueños. Las amenazas a la persona del director de la factoría se alternaban con intentos de soborno. Como respuesta el director, Vantonin, dispuso que el servicio de seguridad y los obreros de la fábrica expulsasen de la fábrica a estos indeseables visitantes.
    Al punto la policía desapareció del lugar de forma imperceptible. Gracias a las sirenas de la fábrica los obreros y habitantes de la población fueron convocados. De esta forma se procedió a la expulsión del grupo de asaltantes.
    Cientos de personas limpiaron habitación por habitación las instalaciones de la fábrica. No los porrazos ni las amenazas de utilizar las armas de fuego amedrentaron a los obreros de la fábrica. En la oficina del director los acontecimientos tomaron un tinte trágico. Debido a un golpe de porra el obrero del taller de reparaciones Aleksander Nikolaev por poco perdió un ojo. Una trabajadora del almacén, Galina Shamaeva recibió un impacto en el pecho tan severo que su corazón se paró. Galina pudo salvarse gracias a la diligente y oportuna actuación de los servicios médicos de urgencias. Todos los esfuerzos de estos criminales-privatizadores fueron en vano y fueron expulsados por la fuerza de las instalaciones de la fábrica de celulosa de la cuidad de Viborg. Este enfrentamiento con la fuerzas represoras del régimen burgués acabo esta vez en victoria por parte de los obreros. Pero la lucha continua.


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